Cuantas veces siendo jugador me he preguntado ¿por qué no juego más?,
¿qué es lo que estoy haciendo mal?, ¿qué debo hacer para jugar más minutos?, o
también, ¿por qué aunque juego mucho veo que no progreso?
Ahora como entrenador, permitidme dar un humilde consejo a todos
aquellos jugadores que como yo, no se conformaban solo con jugar, sino que queríamos
ir superándonos cada día, que no nos poníamos límites.
Si eres un jugador que juega
mucho, no te conformes, no te distraigas con pensar en lo bien que
regateas, lo bien que chutas, los goles que marcas o lo bien que defiendes,
piensa en todo lo que te falta por mejorar y coméntaselo a tu entrenador para
que te ayude. Aquel jugador que tenga buena calidad técnica y física, deberá
esforzarse por mejorar la calidad táctica, esto también va con los porteros. Conviértete
en un jugador táctico, exígele a tu entrenador qué hacer para según qué
situaciones, conviértete en su extensión en el campo y te aseguro, que siendo
inferior técnicamente comparándote con otros compañeros, te acabarás de
convertir en su pieza clave, en su jugador principal y desde ese instante,
empezarás a llamar de verdad la atención, no solo en el público que se da
cuenta de lo más vistoso, sino que llamarás la atención de otros futuros
entrenadores que estarán valorando y observando tu talento táctico y con ello,
podrás continuar con tu mejora y progresión individual.
Si eres un jugador que no
juega o juega poco, no te preguntes por qué, pregúntaselo a tu
entrenador. Tened en cuenta, que los entrenadores trabajan más que nadie dentro
de un equipo, no pueden parar de pensar en que hacer cada día para mejorar
ellos mismos, sus jugadores e incluso mejorar las condiciones extradeportivas
que puedan surgir dentro de un club humilde, por lo que a veces, aunque
deseemos hablar con un jugador en concreto, para darle un consejo sobre posible
mejora o incidir sobre una virtud, puede ser que nuestra mente se desvíe hacia
algo más general, para el bien del equipo, ya que el tiempo apremia y no
disponemos de todo el que quisiéramos para atender todas las inquietudes que
tenemos en la mente y todos nuestros proyectos.
Habla con tu entrenador, pregúntale como mejorar algún aspecto del que
tu sepas que eres más débil, pregúntale por qué no juegas tanto, quizás solo
sea una cuestión de actitud, quizás solo una cuestión física, quizás de
disciplina y esto es de fácil corrección a poco que seas sacrificado y te dejes
aconsejar.
Si eres el clásico jugador que desea entrenar a todas horas, consulta
con tu entrenador o preparador físico, porque tan malo es no entrenar, como
sobre entrenarte y puede ser que esto sea motivo de tu más que probable bajón
físico y no sepas que hacer más. No siempre hay que entrenar a tope, hay días
que un entrenamiento de recuperación es esencial, casi siempre el día después
del partido o el día después de una sesión muy exigente, si en ambos casos no
tienes que entrenar al día siguiente con el equipo, se consecuente, no debes
entrenar duro, no es bueno para ti y por supuesto es negativo para tu mejora y
recuperación física.
Si eres el clásico jugador que no juega mucho, consulta igualmente a
tu entrenador o preparador físico, no te rindas, sigue entrenando a tope,
porque el trabajo da siempre frutos y pide consejo para ver que hacer el día o
días siguientes del partido, ya que como jugador con pocos minutos, habrás
tenido poca carga física y por lo tanto, sí
deberás exigirte más ese día y con la ayuda del preparador físico, que tendrá la
planificación de la semana en la mano, seguro que te podrá indicar cual es tu
camino a seguir. Piensa que un jugador que no juegue un sábado, si el último
entreno fue jueves y el próximo fuera martes, si no entrenas por tu cuenta, no
habrás hecho nada hasta el 5º día, por lo que tu nivel físico a nivel
individual, estará muy por debajo con respecto a los jugadores que disponen de más
minutos y tu riesgo de lesión en la siguiente sesión, debido a tu menor
capacidad adaptativa al esfuerzo, será también más alto.
Y por último, a aquellos jugadores que no les gusta el esfuerzo, ni la
disciplina, ni las exigencias y que simplemente van a pasar el rato y a echar
una pachanguilla con la ley del mínimo esfuerzo, os ruego que no intercedan en los
que mantienen la ilusión intacta, que no apaguen su luz, el brillo que
desprenden y que hacen que un entrenador se esfuerce por encima de sus límites,
ya que nosotros, los entrenadores, los necesitamos a ellos, al jugador
sacrificado, honrado y apasionado, independientemente de la edad que tenga,
puesto que entendemos por todo lo que pasa, sus alegrías, sus disgustos, sus
bajones, sus problemas, porque en definitiva cuando hablamos con ellos para
aconsejarlos, lo hacemos…….........…….. “de
JUGADOR a JUGADOR”.
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