Durante estas últimas semanas se me está presentando un dilema que aunque es placentero y reconfortante a nivel individual, no se si lo es tanto a nivel personal y no es otro que la posibilidad de nuevos retos dentro de este deporte.
Estar trabajando con gente que me da todo, trabajo, constancia, seriedad, implicación, ilusión y sobre todo amistad, es un placer para mi y para cualquiera. El secreto no es otro que ir todos en una misma dirección, un mismo camino, un camino el cual intento marcar yo y a la vez ser permisivo para que tomen otros senderos y divisen nuevas vistas, pero sabiendo que no deben desviarse en exceso, ya que al final, todos tenemos que haber llegado juntos al final del camino, un final que ni nosotros nos planteamos a principio de temporada, pero con solidaridad, juntos, esperando al compañero que queda más rezagado. Considero que es la única forma que existe para que un grupo con todas las limitaciones que tuviere, sea capaz de recorrer el mayor número de kilómetros posibles y a la vez ser conscientes de que no somos capaces de saber donde está el final, por lo que el sacrificio no debe cesar con el fin de que no entremos en la dejadez, la desilusión y el abandono, que es el virus más devastador del Fútbol y del Fútbol Sala amateur.
¿Nuevos retos que se me están presentando?, siempre tiene uno la curiosidad de superarse, de tener metas más ambiciosas que se me están cruzando por delante, pero siempre dentro del mundo amateur y esto es lo que me ata un poquito, si me merece la pena, ya que estar aquí o allí, tampoco hay tanta diferencia.
Profesional en este mundo creo que no seré jamás, ya que tengo mi vida perfectamente asentada a nivel laboral y familiar, por lo que me falta currículum para que me hagan una oferta y aunque muy poco probable la tuviere, no creo que me mereciera la pena precísamente porque en este mundo necesitas hacer para que te den y yo hacer a nivel profesional es evidente que no tendría hecho nada, por lo que sería prácticamente imposible el plantearme la posible oferta al carecer de atractivo y con ella el poder desviarme de lo que son claramente mis objetivos en esta vida, mi trabajo, mis amigos, mi ciudad y por encima de todo, mi familia.
Dentro del mundo amateur, sí es posible que entrene alguna vez algún equipo de superior categoría, el dilema es cuando. ¿Ahora es el momento, cuando todo me ha ido tan bien en estos últimos tres años con un grupo increíble y una directiva inmejorable?. ¿Merece la pena dejar atrás tanto trabajo para llegar donde hemos llegado y emprender otro camino con otra gente?. Me asusta la idea del sentimiento de abandono. Es como tener algo de tu propiedad, estar en un jardín sentado en mi banco particular junto a mi gente, un banco en el que nadie quería sentarse por su mal estado y que con el trabajo de todos hemos ido restaurándolo para quitarle el hollín, lacarlo y pintarlo, la verdad que quedó precioso y de repente, con lo agusto que siempre he estado allí, donde pocos querían estar al desconocer hasta de su existencia, ahora porque frente a mi vea un banco que parece más cómodo y atractivo, que me levante para sentarme en él y que me diera cuenta que en ese banco no estoy tan cómodo como yo esperaba, que era un banco bonito, pero en el conjunto no mejor, más apariencia que otra cosa, para entonces darme cuenta que cuando vuelvo a mi banco ya no queda sitio, ya hay alguien sentado en mi lugar.
Esto en lo que pienso mucho me entristece y a su vez es motivo de alegría, porque supongo que también será placentero y reconfortante ver que ese banco ya es apetecible, es un banco en el que muchos quieren ahora sentarse, por lo que también creo que sería un orgullo para mí y para todos aquellos que junto a mí han trabajado logrando que sea tan atractivo.
De momento sigo sentado en mi banco junto a los míos, orgulloso y satisfecho, mirando en todas direcciones para ver como dejarlo más bonito y revalorizarlo aún más y con ello conseguir que la gente que pasea se fije en él y ya no pase inadvertido, porque este banco tiene que seguir en este jardín durante muchos años, ya que hemos logrado anclarlo y decorarlo con los mejores materiales de que disponíamos. No dejaré mientras siga sentado en él que el mismo envejezca, ya que con la ayuda de mi gente, lo seguiremos cuidando y estoy seguro que mejorarlo, porque de su cuidado y mejora depende mi comodidad y la de todo aquel que junto a mí esté sentado.
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